La prioridad ambiciosa de impulsar los esfuerzos internacionales para que Corea del Norte se deshiciera de sus armas nucleares ha mostrado progreso reciente, pero el país comunista tiene antecedentes de incumplir sus promesas. Después de que Pyongyang accedió a las exigencias de una inspección nuclear, Estados Unidos sacó el sábado al país de la lista de estados que auspician el terrorismo.
Un diplomático estadounidense reconoció el desafío que representa la verificación de cualquier anuncio hecho por "el régimen más secreto y opaco del mundo entero".
Quizás el tema pendiente que más destaca es que Estados Unidos e Irak carecen aún de un acuerdo sobre la presencia de las fuerzas estadounidenses después del 31 de diciembre, cuando termina el mandato de la ONU. Ambas partes no han solucionado diferencias sobre la jurisdicción legal de las fuerzas y contratistas estadounidenses, ni acerca del cronograma para el retiro de las fuerzas norteamericanas.
Además, el personal de la Casa Blanca está dedicando mucho tiempo a allanar el camino para el próximo presidente. El cambio de mandatario es el primero después de los atentados del 11 de Septiembre del 2001, y se dará mientras el país sigue en guerra dentro de Irak y Afganistán.
Bush ha dejado claro a quienes trabajan para él que quiere una transición tersa. En términos del trabajo destinado a esa tarea, Ed Gillespie, consejero de Bush, dijo: "Sospecho que los últimos 100 días se asemejarán más de lo que hubiéramos esperado en los primeros 100".
Los últimos días de un gobierno pueden estar llenos de deseo - -o desesperación-- por resolver los asuntos.
Michael Green, ex asesor de Bush sobre Asia, no espera concesiones ni gestos drásticos de la Casa Blanca en busca de acuerdos. Señaló que varios desafíos, como las amenazas nucleares en Corea del Norte e Irán, serán heredados en la mejor condición posible, manteniendo intactos los esfuerzos diplomáticos.
"No creo que ellos vayan a buscar la gloria en el último minuto, dejando al siguiente gobierno en una mala posición", dijo Green, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
Además, el personal de la Casa Blanca está dedicando mucho tiempo a allanar el camino para el próximo presidente. El cambio de mandatario es el primero después de los atentados del 11 de Septiembre del 2001, y se dará mientras el país sigue en guerra dentro de Irak y Afganistán.
Bush ha dejado claro a quienes trabajan para él que quiere una transición tersa. En términos del trabajo destinado a esa tarea, Ed Gillespie, consejero de Bush, dijo: "Sospecho que los últimos 100 días se asemejarán más de lo que hubiéramos esperado en los primeros 100".
Los últimos días de un gobierno pueden estar llenos de deseo - -o desesperación-- por resolver los asuntos.
Michael Green, ex asesor de Bush sobre Asia, no espera concesiones ni gestos drásticos de la Casa Blanca en busca de acuerdos. Señaló que varios desafíos, como las amenazas nucleares en Corea del Norte e Irán, serán heredados en la mejor condición posible, manteniendo intactos los esfuerzos diplomáticos.
"No creo que ellos vayan a buscar la gloria en el último minuto, dejando al siguiente gobierno en una mala posición", dijo Green, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
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