El presidente estadounidense fue aclamado por los canadienses desde su llegada. Por la noche visitó un centro comercial y compró regalos para sus hijas. Sacó dólares, pero no le quisieron cobrar.
Los canadienses trataron tan bien Barack Obama en su primera visita al extranjero, que el presidente estadounidense les devolvió ayer la gentileza con un gesto que generó trabajo extra a su seguridad: visitó uno de los principales centros comerciales de Ottawa, el mercado de Ward, en la zona histórica de la ciudad.
Obama sorprendió a los ocasiones clientes y también, por supuesto, a los comerciantes, que no soñaban con tener un visitante tan ilustre en sus locales. De inmediato la gente se arremolinó en torno al nuevo Presidente, estrechó su mano y posó para las fotos. Obama caminó por los pasillos de vendedores de artesanías, fideos chinos e indios alimentos. Compró un llavero y unas tarjetas de hojas de arce, pero mostro luego su veta golosa enfilando con decisión para un local de exquisita panadería francesa. Allí trató de comprar las galletas para sus hijas Malia y Sasha, quiso pagar, pero no le quisieron cobrar y le regalaron dulces.
Varios miles de personas se habían reunido antes frente al Parlamento de Ottawa, el único lugar donde podían tener la esperanza de entrever al primer presidente negro de la historia de Estados Unidos, durante su visita de algunas horas a Canadá, consagradas al trabajo sobre temas candentes. "Nos hizo un saludo. El presidente Obama nos saludó", exclamó una mujer, reflejo del entusiasmo de miles de canadienses que pisoteaban la nieve para lograr ver al mandatario estadounidense en ocasión de su primera visita al extranjero este jueves.
Un escalofrío recorrió la multitud cuando el sonido de los helicópteros anunció la inminente llegada del cortejo presidencial, recibido con aclamación. Tras un momento de inquietud por no poder verlo, los manifestantes volvieron a vivar con entusiasmo cuando Obama propuso a su anfitrión, el primer ministro Stephen Harper, ir a saludar a la multitud.
Ambos aparecieron durante algunos instantes, protegidos por un vidrio blindado especialmente instalado, lo que alcanzó para satisfacer a los numerosos admiradores de Obama. El cálido recibimiento contrastó con las manifestaciones en contra que habían marcado la visita del ex presidente George W. Bush a Ottawa a finales de 2004. "Es maravilloso. (Obama) eligió Ottawa para su primera visita y además logramos verlo", se maravillaba un testigo de la escena.
Fuente: AFP y The Huffington Post
Los canadienses trataron tan bien Barack Obama en su primera visita al extranjero, que el presidente estadounidense les devolvió ayer la gentileza con un gesto que generó trabajo extra a su seguridad: visitó uno de los principales centros comerciales de Ottawa, el mercado de Ward, en la zona histórica de la ciudad.
Obama sorprendió a los ocasiones clientes y también, por supuesto, a los comerciantes, que no soñaban con tener un visitante tan ilustre en sus locales. De inmediato la gente se arremolinó en torno al nuevo Presidente, estrechó su mano y posó para las fotos. Obama caminó por los pasillos de vendedores de artesanías, fideos chinos e indios alimentos. Compró un llavero y unas tarjetas de hojas de arce, pero mostro luego su veta golosa enfilando con decisión para un local de exquisita panadería francesa. Allí trató de comprar las galletas para sus hijas Malia y Sasha, quiso pagar, pero no le quisieron cobrar y le regalaron dulces.
Varios miles de personas se habían reunido antes frente al Parlamento de Ottawa, el único lugar donde podían tener la esperanza de entrever al primer presidente negro de la historia de Estados Unidos, durante su visita de algunas horas a Canadá, consagradas al trabajo sobre temas candentes. "Nos hizo un saludo. El presidente Obama nos saludó", exclamó una mujer, reflejo del entusiasmo de miles de canadienses que pisoteaban la nieve para lograr ver al mandatario estadounidense en ocasión de su primera visita al extranjero este jueves.
Un escalofrío recorrió la multitud cuando el sonido de los helicópteros anunció la inminente llegada del cortejo presidencial, recibido con aclamación. Tras un momento de inquietud por no poder verlo, los manifestantes volvieron a vivar con entusiasmo cuando Obama propuso a su anfitrión, el primer ministro Stephen Harper, ir a saludar a la multitud.
Ambos aparecieron durante algunos instantes, protegidos por un vidrio blindado especialmente instalado, lo que alcanzó para satisfacer a los numerosos admiradores de Obama. El cálido recibimiento contrastó con las manifestaciones en contra que habían marcado la visita del ex presidente George W. Bush a Ottawa a finales de 2004. "Es maravilloso. (Obama) eligió Ottawa para su primera visita y además logramos verlo", se maravillaba un testigo de la escena.
Fuente: AFP y The Huffington Post
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