La bella durmiente del siglo XXI es Emma Ray, una joven madre de familia, quién se ha hecho famosa por haber despertado de un estado de coma profundo con un solo beso.
Hace dos años, Emma Ray dio a luz a su segundo hijo Alexander, por cesárea. Diez días después sufrió un ataque cardiaco y quedó en estado de coma. Los médicos advirtieron a su esposo Andrew que no podían hacer más por ella y que tenía las mismas posibilidades de recuperar la conciencia en algún momento, como de quedar en estado de coma de por vida.
Andrew no se dejó abatir. La acompañaba todo el tiempo posible y empezó a llevarle grabaciones con el llanto del recién nacido y la voz de su hija mayor, Ella, gritando “despierta mami”. “Le ponía las canciones que bailamos en nuestro matrimonio, le hablaba con mucha suavidad, tomaba su mano, le pinchaba los dedos, todo el tiempo le decía que la amaba y le rogaba que despertara”, recuerda.
Emma permanecía inmóvil y silente. Pero dos semanas después ocurrió lo que ellos llaman “un milagro”. Andrew, un experto en tecnología informática, se inclinó hacia su esposa y le hizo un amoroso pedido: “Emma, si me puedes escuchar, por favor solo dame un beso”. La mujer volteó ligeramente la cabeza y lo besó. Andrew sintió que su corazón “se saldría de mi pecho” y los médicos contemplaron la escena sin salir de su asombro.
Desde ese día, Emma comenzó a recuperar y perder la conciencia con frecuencia. Su cerebro había sufrido daños por la falta de oxígeno. Junto a su esposo comenzó un intenso camino de rehabilitación y la pareja se ha convertido en un modelo para los habitantes de Shropshire.
A dos años de lo ocurrido, Emma padece de pérdida de memoria a corto plazo, necesita ayuda para caminar y alguien que vele por ella en todo momento. Su recuperación exige constancia y muchos sacrificios.
Sin embargo, para su familia no hay mayor dicha que tenerla con ellos. “He aprendido a enamorarme de mi esposa una y otra vez. Pero esto es lo que cualquier esposo o esposa haría. Ella es una madre y una esposa y eso es lo único que importa”, afirma Andrew.
Fuente: www.ecuadorciencia.org
Hace dos años, Emma Ray dio a luz a su segundo hijo Alexander, por cesárea. Diez días después sufrió un ataque cardiaco y quedó en estado de coma. Los médicos advirtieron a su esposo Andrew que no podían hacer más por ella y que tenía las mismas posibilidades de recuperar la conciencia en algún momento, como de quedar en estado de coma de por vida.
Andrew no se dejó abatir. La acompañaba todo el tiempo posible y empezó a llevarle grabaciones con el llanto del recién nacido y la voz de su hija mayor, Ella, gritando “despierta mami”. “Le ponía las canciones que bailamos en nuestro matrimonio, le hablaba con mucha suavidad, tomaba su mano, le pinchaba los dedos, todo el tiempo le decía que la amaba y le rogaba que despertara”, recuerda.
Emma permanecía inmóvil y silente. Pero dos semanas después ocurrió lo que ellos llaman “un milagro”. Andrew, un experto en tecnología informática, se inclinó hacia su esposa y le hizo un amoroso pedido: “Emma, si me puedes escuchar, por favor solo dame un beso”. La mujer volteó ligeramente la cabeza y lo besó. Andrew sintió que su corazón “se saldría de mi pecho” y los médicos contemplaron la escena sin salir de su asombro.
Desde ese día, Emma comenzó a recuperar y perder la conciencia con frecuencia. Su cerebro había sufrido daños por la falta de oxígeno. Junto a su esposo comenzó un intenso camino de rehabilitación y la pareja se ha convertido en un modelo para los habitantes de Shropshire.
A dos años de lo ocurrido, Emma padece de pérdida de memoria a corto plazo, necesita ayuda para caminar y alguien que vele por ella en todo momento. Su recuperación exige constancia y muchos sacrificios.
Sin embargo, para su familia no hay mayor dicha que tenerla con ellos. “He aprendido a enamorarme de mi esposa una y otra vez. Pero esto es lo que cualquier esposo o esposa haría. Ella es una madre y una esposa y eso es lo único que importa”, afirma Andrew.
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