River no guardó a los titulares: repitió limitaciones individuales, futbolísticas, anímicas y de liderazgo. A 7 días del debut en el torneo, el panorama es tenebroso.
No, River no guardó a los titulares. Aunque dio toda la sensación... La imagen, a una semana del inicio del Clausura, es tenebrosa. Este plantel, este equipo, es prácticamente el mismo que terminó último en el Apertura. Y no hay indicios de reacción, de mejoría, de revolución. A este River le faltan jugadores. Más allá de que Marcelo Gallardo aporte más que cualquiera de los volantes ofensivos que hay incluso jugando al 30% de sus posibilidades, de que Cristian Fabbiani llegue como salvador, de que se incorporen Mercier y un lateral o un arquero, el escenario cambia poco y nada.
A River le faltan jugadores. Jugadores que jueguen, que se animen a hacerlo, que encaren. Que se enojen cuando un rival le rompe la cara a un compañero de un codazo. Le faltan defensores que defiendan, que se impongan por presencia, que no miren cómo un delantero les hace siempre la misma diagonal, desde el medio hacia la izquierda, sin poder resolver semejante intríngulis. Le faltan volantes que se hagan cargo de la pelota, de moverla, de valorarla, que se la den a un compañero con la suficiente confianza como para no dejarla corta una y cien veces. Le falta un delantero de peso que acompañe a Falcao, que exima al colombiano de tener que pelearse solito contra la última línea del rival, ¡alguien que le pegue al arco!Le faltó reacción a Néstor Gorosito en el primer tiempo. Boca le manejó la pelota, los tiempos, el partido, todo, sin que el técnico modificara el esquema. Pipo decidió que el 4-4-2 será su esquema: así lo ensayó en todos los amistosos de verano. Pero fue pasivo. En el entretiempo buscó modificar nombres e intérpretes. Con Buonanotte encontró más frescura y valentía que con Abelairas. Con Villalba se jugó un pleno. Porque así anda River: seco, perdido, jugado.El campeón (mejor dicho: los suplentes del campeón) pasearon a los titulares del último. Fue un baldazo, una ducha, una tempestad de realismo. A este River le faltan líderes futbolísticos y le faltan, a lo sumo, tres refuerzos para el torneo local. El resto se vio anoche...
Fuente: Ole
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