Carlos Reutemann (Ñandú): Candidato autóctono de gran tamaño. Con patas extraordinariamente desarrolladas para salir corriendo en caso de que sea necesario y alas prometedoras pero inútiles para el vuelo. Aunque si aparece cerca de tu casa mete miedo, se lo puedo espantar fácilmente a escobazos.
Macri (Macri): El único habitante del zoológico que permanece humano. ¿Por qué? Porque de todos los animales, el ser humano es el que por más tiempo necesita de la ayuda del padre (mínimo hasta los 30 años).
Felipe Solá (Pavo Real): Animal seductor que cuando quiere algo despliega la cola e hipnotiza a la audiencia. Una vez conseguido el objetivo, se llama a silencio y bien podría confundirse con una gallina común y corriente.
Lilita Carrió (Pájaro Loco): Animal extraño que, gracias a los efectos de la corrección política de los entrevistados, sufrió una rara mutación genética. Nació vaca, enfermó hasta convertirse en “vaca loca”, para terminar posándose sobre la rama de un árbol convertida en el “Pájaro Loco” (la rama quedó un poco vencida, eso si).
Cristina Kirchner (Dory): Dory es el pez cirujano azul que acompaña a Marlin en “Buscando a Nemo”. Desmemoriada y con cierta inestabilidad emocional, a su manera es funcional al proyecto; capaz de confundir a Obama con Fidel Castro.
Eduardo Duhalde (jabalí): Cabeza grande, cuello grueso y patas cortas. Aunque suele tener una vida solitaria, en ocasiones se deja acompañar por un animal más joven (escudero) que le sirve de guardaespaldas y por lo que se ve, en determinado momento le sopla el rancho.
Néstor Kirchner (Gallo tuerto): Si ya de por si el gallo es un animal pendenciero y agresivo, el gallo tuerto redobla la apuesta. Al tener reducido su campo visual, vive lanzando picotazos al aire. Cualquier cosa que se mueva o no, es un enemigo potencial.
Cleto Cobos (Gato doméstico): Animal desconcertante. Mientras vos te crees el dueño, él se cree el amo. Dado a las traiciones esporádicas, tiene siete vidas y se aferra con las uñas al sofá (presidencial).
Alfredo De Angeli (Tero): Ni bien te acercás empieza a los gritos pelados. Además de confundir sobre la ubicación del nido, no está del todo claro de quién son los huevos que cuida con tanto esmero.
Graciela Ocaña (Oso panda): A simple vista parece un osito cariñoso al que dan ganas de acariciar y poner sobre la mesita de luz. Sin embargo, las características de hábitat en el que se mueve, hacen pensar en un animal peligroso, capaz de rebanarte un brazo al menor descuido.
Daniel Scioli (Pulpo): Aunque debe parte de su fama a los brazos, es el invertebrado de mayor inteligencia. Experto en el arte de camuflarse, puede mimetizarse hasta confundirse con el paisaje. Eso si, si se lo ataca cambia de color.
Fuente: Perfil
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