El objetivo de leer la mente ya ha dejado de ser cosa de gitanos, cartistas y adivinos de poca monta. Ahora la ciencia está trabajando intensamente en ello, y recientemente se dio un paso fundamental en el camino de ingresar a los pensamientos de otro.
Los protagonistas han sido investigadores de la fundación británica Wellcome Trust, quienes han conseguido a través del análisis de la actividad del hipocampo (una región del cerebro fundamental en el registro y almacenamiento de la memoria) de unos voluntarios, conocer sus pensamientos.
Para ellos los investigadores diseñaron un programa de realidad virtual en el que participaron los voluntarios del estudio. Ellos fueron entrenados por los investigadores para reconocer varios ambientes de realidad virtual mientras los investigadores analizaban su actividad cerebral.
Utilizando sistemas de escaneo especiales que medían el flujo sanguíneo del cerebro, los investigadores interpretaron los movimientos y la actividad de decenas de miles de neuronas de los participantes, identificando patrones que permitieron acertar con los ambientes virtuales que los voluntarios estaban explorando.
Obviamente esto está muy lejos del hecho de conocer los pensamientos íntimos de un ser humano, o bien de descubrir si está mintiendo o diciendo de la verdad. Sin embargo, la investigación de algunas enfermedades podría verse muy beneficiada de esto.
Los investigadores que trabajan con Alzheimer, por ejemplo, podrían haberse topado con un mecanismo que permitiera conocer el estado del cerebro del paciente antes del desarrollo de la enfermedad, lo cual supondría un potencial mecanismo de prevención de la misma.
Los protagonistas han sido investigadores de la fundación británica Wellcome Trust, quienes han conseguido a través del análisis de la actividad del hipocampo (una región del cerebro fundamental en el registro y almacenamiento de la memoria) de unos voluntarios, conocer sus pensamientos.
Para ellos los investigadores diseñaron un programa de realidad virtual en el que participaron los voluntarios del estudio. Ellos fueron entrenados por los investigadores para reconocer varios ambientes de realidad virtual mientras los investigadores analizaban su actividad cerebral.
Utilizando sistemas de escaneo especiales que medían el flujo sanguíneo del cerebro, los investigadores interpretaron los movimientos y la actividad de decenas de miles de neuronas de los participantes, identificando patrones que permitieron acertar con los ambientes virtuales que los voluntarios estaban explorando.
Obviamente esto está muy lejos del hecho de conocer los pensamientos íntimos de un ser humano, o bien de descubrir si está mintiendo o diciendo de la verdad. Sin embargo, la investigación de algunas enfermedades podría verse muy beneficiada de esto.
Los investigadores que trabajan con Alzheimer, por ejemplo, podrían haberse topado con un mecanismo que permitiera conocer el estado del cerebro del paciente antes del desarrollo de la enfermedad, lo cual supondría un potencial mecanismo de prevención de la misma.
Fuente: Wellcome Trust
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