Uno de los elementos más codiciados de nuestro planeta son los diamantes. Su escasísima presencia en la Tierra los vuelve un recurso de lo más atractivo para todo el mundo, y los miles de millones de dólares que la industria invierte en su extracción forman una cifra para la que nuestra lengua no ha encontrado un término aún que haga posible pronunciarla.
El hecho es que un grupo de químicos mexicanos de la Universidad Autónoma de México y de la Universidad Autónoma de Nuevo León han conseguido crear diamantes a partir de tequila, en un hallazgo que podría resultar de lo más significativo para aplicaciones que van más allá de lo comercial.
Los científicos aprovecharon las propiedades de los compuestos del tequila, pues esta bebida posee las proporciones exactas de etanol (60%) y de agua (40%) para transformarse en diamantes, además de generar determinados compuestos en su proceso de transformación que hacen posible que ésta se consume.
Para crear los diamantes los investigadores calentaron el tequila a 280º transformándola en gas. Una vez modificado su estado, el gas fue calentado a 800º, quebrando su estructura molecular resultando en cristales de diamante de entre 100 y 400 nanómetros. Las altas temperaturas removieron las impurezas de carbón del tequila transformándola en diamantes en estado puro.
Este descubrimiento puede resultar vital para utilizarlos como filos en herramientas de corte, como semiconductores eléctricos, detectores radiactivos o dispositivos ópticos-electrónicos; y también para pensar que mientras consumes un tequila barato, en realidad estás teniendo entre tus manos un puñado de diamantes.
El hecho es que un grupo de químicos mexicanos de la Universidad Autónoma de México y de la Universidad Autónoma de Nuevo León han conseguido crear diamantes a partir de tequila, en un hallazgo que podría resultar de lo más significativo para aplicaciones que van más allá de lo comercial.
Los científicos aprovecharon las propiedades de los compuestos del tequila, pues esta bebida posee las proporciones exactas de etanol (60%) y de agua (40%) para transformarse en diamantes, además de generar determinados compuestos en su proceso de transformación que hacen posible que ésta se consume.
Para crear los diamantes los investigadores calentaron el tequila a 280º transformándola en gas. Una vez modificado su estado, el gas fue calentado a 800º, quebrando su estructura molecular resultando en cristales de diamante de entre 100 y 400 nanómetros. Las altas temperaturas removieron las impurezas de carbón del tequila transformándola en diamantes en estado puro.
Este descubrimiento puede resultar vital para utilizarlos como filos en herramientas de corte, como semiconductores eléctricos, detectores radiactivos o dispositivos ópticos-electrónicos; y también para pensar que mientras consumes un tequila barato, en realidad estás teniendo entre tus manos un puñado de diamantes.
Fuente: DNS
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