Decepción argentina

Era la oportunidad soñada e ideal. Y se escapó por aciertos ajenos pero también por errores propios. Las virtudes de España deben ser consideradas a la hora de realizar un balance de esta final de la Copa Davis, pero los defectos de Argentina tienen que servir para que algún día se vuelva a tener una chance semejante. Cómo volver a ser es la cuestión. Y cómo volver a ser un equipo argentino de Copa Davis en el más contundente sentido de la palabra es el tema que debe empezar a analizarse ya, en este momento. El tenis no sólo es un deporte individual sino que, sobre todo, es un deporte individualista. Y esa sentencia se aprecia todas las semanas en un circuito que es una feroz competencia en la que cada jugador está definitivamente solo ante sus adversarios. Sin embargo la Davis se juega por equipos y ahí es cuando cada tenista debe dejar de lado sus egoísmos para ponerse a disposición de una causa que, en el caso argentino, podrá no dejarles a los protagonistas principales suculentos beneficios económicos, pero la gloria que sólo se puede alcanzar con la Davis no se equipara con nada. Desde que la Copa pasó a ser una obsesión allá por la década del 70, los desacuerdos entre las estrellas que conformaron los equipos argentinos fueron casi una constante. Guillermo Vilas y José Luis Clerc, "fogoneados" por sus respectivos entrenadores, Ion Tiriac y Patricio Rodríguez, fueron los primeros en anteponer sus ambiciones personales sobre las del conjunto. Pero no resultaron los únicos. Tal vez sólo en los duros momentos de la zona americana en la segunda mitad de la década del 90 o en los dulces tiempos de este arranque del siglo XXI ya en el grupo Mundial, los "vedettismos" desaparecieron aunque, algunas veces, las victorias también sirvieron para tapar aquellas miserias. En coincidencia con los éxitos recientes, reaparecieron las diferencias, y si existen los rumores de que tal o cual jugador va para un lado y el resto para el otro es porque esos rumores salen de las propias entrañas del equipo nacional. Y eso no debe ser pasado por alto en el seno del conjunto. Faltan cuatro meses para que Argentina arranque su participación en la Davis 2009. Será frente a Holanda en el polvo de ladrillo del Parque Roca y será sin Alberto Mancini como capitán. Luego de un brillante desempeño en cuanto a los resultados (dos finales y una semifinal en cuatro años), la de ayer fue su última serie en el cargo. Anoche, antes de la cena oficial en el hotel Provincial, les comunicó a los jugadores, a su cuerpo técnico y a los dirigentes, su renuncia. En la Asociación Argentina de Tenis (AAT) esperaban su dimisión. E incluso si ésta no llegaba, existía la decisión de reemplazarlo antes de fin de año. Los dos candidatos principales a sucederlo son Gabriel Markus y Martín Jaite. Ningún dirigente se comunicó con el primero, pero él es quien tiene una ventaja apreciable en la consideración porque se valoran sus antecedentes de entrenador y porque en este momento no está vinculado a ningún jugador argentino, aunque desde la pretemporada trabajará con José Acasuso. El director del ATP de Buenos Aires, en tanto, tiene como "contras" su relación de coach de David Nalbandian (dejaría de serlo) y el hecho de que el grupo Havas, comercializador de la AAT a partir del 1 de enero, lo quiere en sus filas para que produzca las Copas Davis y Fed y, también, eventuales torneos menores. Y esto, obviamente, sería incompatible con su cargo. Una tercera opción, pero mucho más lejana, sería la de Modesto "Tito" Vázquez, quien fue capitán entre 1986 y 1988 y hoy es el director de Desarrollo de la Asociación. Después de las polémicas públicas y privadas en la previa de la final por el tema de la sede y de los premios, difícilmente David Nalbandian juegue ante los holandeses en marzo . Además, luego de su brillante fin de la temporada 2007, con los dos títulos obtenidos al hilo en los Masters Series de Madrid y de París, la Davis era una de las tres grandes metas del cordobés (las otras dos eran ganar un Grand Slam y la medalla de oro olímpica) para esta temporada y el hecho de no alcanzarla fue otro mazazo a su estado de ánimo del que tardará en recuperarse. Es probable que ofrezca precisiones sobre el tema cuando dé una conferencia de prensa hoy, a las 13, en el hotel Costa Galana.

Sin Mancini y sin Nalbandian se espera una Argentina renovada para el próximo compromiso. Allí el sueño debe reaparecer para que la tan bendita Copa Davis deje de ser, al fin, tan esquiva.

Fuente: Clarín

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