Lo peor de la crisis financiera internacional se estancó y pasó la fase aguda con derrumbes de bancos. Es el diagnóstico que hicieron ayer los países del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), en una reunión preliminar a la cumbre del G-20 financiero que se desarrolló en San Pablo. Admitieron, con todo, que ahora viene algo grave: la recesión en Estados Unidos y Europa, con caída de los precios de las commodities, falta de crédito para los emergentes y retroceso en las exportaciones. Lo mismo dijeron en una segunda cita, donde estuvieron los del G-5, es decir Sudáfrica, Brasil, China, India y México. Son los países a los que las grandes potencias del G-7 invitan a "tomar café" -según definió el propio presidente Lula da Silva- al final de sus encuentros anuales. En conferencia de prensa, el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, el anfitrión, sintetizó la plataforma de consensos mínimos a la que llegaron las 6 naciones que de hecho aspiran a ser miembros activos de un grupo que comande, junto con las economías desarrolladas, los destinos económicos mundiales para las décadas por venir. Por eso ministro habló de la necesidad de realizar un "segundo Bretton Wood".
De acuerdo a esta media docena de "emergentes", que según Mantega responden por el 75% del crecimiento mundial, es preciso adoptar medidas adicionales a las que ya tomaron europeos y norteamericanos. De otro modo, no será posible restituir la confianza en el sistema financiero mundial. Parten de definir como culpables de esta crisis a los países centrales y ubicar a los emergentes como víctimas "que han quedado sin crédito, con menos oportunidades de exportar y fondos de inversión que sacan apresurados su dinero para llevarlo a puertos presuntamente más seguros como los bonos de largo plazo del Tesoro norteamericano".Tanto el Bric como el G-5 plantearán que son precisas reglas claras para evitar abusos de los fondos de inversión y con mecanismos que permitan determinar los activos tóxicos que todavía dan vuelta el planeta (como es el caso de las hipotecas subprime). Alertaron sobre las serias fallas de las calificadoras de riesgo y reclamaron cambios en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco Mundial. "No podemos ser controlados por instituciones creadas en los años 40. El mundo cambió y el G-7 refleja solo una parcela del poder económico internacional", subrayó Mantega. En ese sentido, la propuesta es que políticamente el G-20 substituya al G-7. "Por eso, queremos que el G-20 tenga el formato de cumbres de jefes de Estado con reuniones periódicas". La crisis mundial, admitió Mantega, no puede ser resuelta por unos pocos: "Requiere un consenso más amplio". ¿Cuánto de amplio? Para Brasil parece que el G-20, creado en 1999, podría ser jibarizado. "Podría ser el G-13 o el G- 14" sostuvo, lo que implicará que varios de los países que hoy son miembros queden en el camino. No hace falta ser muy perspicaz para prever qué naciones pueden salir del rodeo. Simplemente hay que mirar quienes estuvieron en las dos reuniones de hoy: primero se encontraron los de BRIC, o sea Brasil, Rusia, India y China. Después se juntaron los del G-5, es decir Africa del Sur, Brasil, China, India y México. En ese esquema, no entrarían Argentina, Australia e Indonesia. Ayer desembarcó en San Pablo por la noche el titular del Banco Central, Martín Redrado. Tiene en su agenda intervenir el domingo, último día del encuentro. Antes de eso buscará reunirse con sus colegas australiano e indonesio.
Desde esa perspectiva, si estos tres logran unificar posiciones podrían enfrentar a quienes pretenden reducir al mínimo el conjunto de naciones con capacidad para decidir sobre las finanzas mundiales. Redrado trae una serie de propuestas que apuntan a dar mayor legitimidad al G-20 y a reforzarlo institucionalmente.
El gobierno argentino sabe que no representa una gran economía, pero subraya que posee una buena capacidad para articular compromisos. Según fuentes del BC, Redrado tendrá reuniones con el brasileño Henrique Meirelles y con el mexicano Guillermo Ortiz. Y no descarta un intercambio con Ben Bernanke, jefe de la Reserva Federal.Entre las posturas que defenderá el jefe del BC argentino está la necesidad de que los bancos centrales de las grandes potencias extiendan líneas de liquidez a los emergentes pero sin condiciones.
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