
Una vez colocados delante del espejo, basta con apretar un botón para ver en el cristal si nos gusta cómo nos queda una camisa o un jersey sin necesidad de quitarnos la ropa que lleva puesta. Además, también permite comprobar si nos queda mejor el modelo de rayas, el rojo, el azul o el verde, por ejemplo. Y, por supuesto, comparar distintas tallas. Conseguirlo no ha sido sencillo.
Según explica Anna Hilsmann, del HHI, “resulta difícil crear una sensación realista de las camisetas, camisas o jerséis en un espejo virtual, porque estas prendas se doblan, se arrugan y cambian de forma cuando nos movemos”. Al fin y el cabo, los tejidos tienen propiedades elásticas, su estructura no es uniforme, y cada material se comporta de forma diferente. Y todo eso ha supuesto un reto para el espejo, que debe reproducir de forma diferente cómo nos queda una camisa de algodón, una de lino y otra con cierto porcentaje de viscosa.
De momento los investigadores están trabajando con ropa y zapatos, pero pronto adaptarán el espejo virtual para complementos como sombreros y joyas. Hilsmann está convencida de que con este método seremos un poco más osados en las tiendas a la hora de probarnos prendas “arriesgadas” y cambiar de look.
Fuente: HHI
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